30 de diciembre de 2010

Algunas décimas de 2010

Por simple diversión, agrupo unas cuantas décimas escritas a lo largo del año en circunstancias diversas. Primero va ésta que hice a comienzos de noviembre, cuando -al comentar la publicación de las memorias de Ricky Martin- un amigo nos recordó que puto, en latín, significa "niño bonito":

Si al niño, cuando es bonito,
lo propio es decirle “puto”
y al macho, en cambio, si es bruto,
ni “marica” ni “jotito”
(aunque sueñe con un pito
fragante como una fruta),
¿se ha de aceptar sin disputa
que la mejor señorita,
si más niña y más bonita,
también ha de ser más puta?




Después va esta especie de tríptico (su título es "Tumba de J. E. P.") compuesto el día que José Emilio Pacheco recibió el premio Cervantes. Como se recordará, ese día se le cayeron literalmente los pantalones a Pacheco delante de todo el mundo.

Detente al pasar, hermano:
la Fama quiso -¡ay, dolor!-
ungir, pues no al escritor,
sí al trasero mexicano.
En mí, el prestigio mohicano
del último combatiente
se pierde junto al sonriente
ademán del enemigo
que, fingiéndose mi amigo,
me aplaude pelando el diente.

No me faltan pantalones
para exigirte respeto...
Me vi, eso sí, en un aprieto
cuando enseñé los calzones
ante Juan de los Borbones
y otros reyes europeos.
Lo bueno es que, siendo feos,
disfrazaron mi jactancia:
¡la foto llegó hasta Francia
de mis chones y escarceos!

A ti, viajero de quiosco,
te ruego, por caridad,
que lleves a tu ciudad
mi verso, aunque suene tosco.
Cuando como, no conozco
(por más muerto que me veas).
No me alabes; no me leas.
Lo acepto: rimo muy mal.
¡Sólo dame, por vía oral,
mantequillas y jaleas!




Por último, dos décimas escritas con motivo del esperpéntico affaire d'État que suscitaron ciertas declaraciones de Joaquín Sabina respecto a la llamada "guerra contra el narcotráfico" en México. Ridículas fueron -recuérdese bien- las reacciones del presidente de la República y su secretario de Gobernación, y francamente grotescas las paces que firmaron Sabina y Felipe Calderón comiendo y bebiendo en Los Pinos para sellar un supuesto "pacto de caballeros".

La primera décima se titula "Joaquín Sabina va y viene":

Desayunos con el Sub,
meriendas con Calderón...
Tan dulce alimentación
lo trae cambiando de club:
hoy se gasta en vaporrub
lo que antaño en coca y ron
y se almuerza, el muy bocón,
todo un senecto festín.
¿Cómo es el mundo, Joaquín,
sin los huevos ni el jamón?


La segunda, "Diálogo en la cumbre":

El “pacto de caballeros”
entre Felipe y Sabina
se consumó en la letrina
con saludo de agujeros.
Los analistas rancheros
condenaron el encuentro:
“No de afuera, no de adentro;
no de izquierda ni derecha…
¡Lo que apesta, pa’ su mecha,
nos llega del mero centro!”




En fin... Son apenas algunas, las menos comprometedoras, de las décimas burlescas que me dio por hacer en el transcurso del año.

1 comentario:

Víctor Cabrera dijo...

Sobre aquel tristemente célebre "encuentro en la cumbre" entre Sabina y "el preciso", hay otra que dice:

"Él que siempre cumple un pacto
porque, dice, es caballero,
lavó muy bien su agujero
para consumar el acto
asqueroso y putrefacto,
censurable por servil,
de empinarse frente al vil
mientras le canta canciones.
Le bajaron los calzones,
quién le robó el mes de abril."