26 de febrero de 2005

Marcel Schwob (1867-1905)

Hoy se cumplen cien años de la muerte de Marcel Schwob, escritor francés precariamente conocido en su país natal y provechosamente asimilado en el orbe de las literaturas escritas en español.

Hijo de Georges Schwob y de Mathilde Cahun, Mayer-André-Marcel Schwob nació muy cerca de París el 25 de agosto de 1867. Nueve años después, en 1876, la familia se mudó a Nantes al adquirir Georges, el padre, un periódico de aquella ciudad. En ese diario, Le Phare de la Loire, Marcel publicó en 1878 su primer artículo: una reseña de Un capitán de quince años, de Julio Verne.

El abuelo materno de Schwob, Anselme Cahun, fue uno de los rabinos franceses de mayor influencia y reputación al comenzar el siglo XIX. Su hijo Léon Cahun, escritor y bibliotecario, se hizo cargo en París del cuidado y la formación de Marcel a su retorno de Nantes, en 1881.

Muchos han tenido la suerte de leer en su infancia o adolescencia La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson. Schwob leyó esa novela en 1884, cuando todavía no era un clásico. Poco después obtuvo el grado de bachiller y trabó amistad con futuros escritores de renombre, como Léon Daudet y Paul Claudel. Por esas fechas comenzó a interesarse por la cultura francesa de la baja Edad Media y por el argot del hampa en el siglo XV. Ambas predilecciones, al entreverarse, lo condujeron a estudiar apasionadamente la vida, la obra y el idioma de François Villon, valioso poeta tardomedieval y posible arquetipo del escritor “maldito” de siglos posteriores.

A los veinte años, Marcel asistió al curso de lingüística de Ferdinand de Saussure en el Colegio de Francia y publicó en el periódico familiar el primero de sus cuentos, “Los tres huevos”. Dio inicio entonces, por así decirlo, la década prodigiosa de su vida: entre 1888 y 1897, Schwob compuso y publicó sus libros más importantes. En abril de 1889 corrigió las pruebas de su Estudio acerca del argot francés, escrito en colaboración con Georges Guieysse. A los pocos días, el 12 de mayo, sobrevino el suicidio de Guieysse, que no llegó a cumplir los veintiún años. Marcel decidió entonces alejarse del medio académico y dedicarse de lleno al periodismo y la creación literaria.

El primer libro de cuentos de Schwob, Corazón doble, apareció en julio de 1891; el segundo, El rey de la máscara de oro, a finales de 1892. En ambos el cuentista es también un erudito, un filólogo y un pensador. Los prólogos del autor a dichos libros pueden ser leídos como ensayos independientes. Los temas del terror y la piedad, en Corazón doble, y de la diferencia y la semejanza, en El rey de la máscara de oro, dan coherencia y unidad a los diferentes relatos y rinden testimonio del pensamiento —acaso demasiado esquemático aún— del joven escritor.

Los poemas en prosa de Mimos fueron publicados en 1893. Una de las obras mayores de Schwob, El libro de Monelle, mezcla de narrativa y de poesía lírica en prosa, vio la luz en junio de 1894. Después, en abril de 1896, aparecieron simultáneamente La cruzada de los niños, hermosa narración compuesta de ocho monólogos independientes y complementarios, y las perfectas Vidas imaginarias, reunión de pequeñas biografías que también son cuentos, ya que sus personajes, aunque históricos, reciben el tratamiento del fabulador, no del biógrafo convencional. En septiembre del mismo año se reunieron algunos de sus ensayos y artículos en Espicilegio. En octubre de 1897 se publicó La estrella de madera, tal vez el último texto literario relevante de Schwob.

Julio Torri fue probablemente quien descubrió a Schwob en el espacio de las letras españolas y latinoamericanas. Rafael Cabrera, mexicano también, fue sin duda el primero de sus traductores al castellano. Mucho aprendieron de Schwob, de una u otra forma, Martín Luis Guzmán, Jorge Luis Borges, Juan José Arreola y, en fechas más próximas, Enrique Vila-Matas, Javier Marías y José Manuel Fajardo.

Marcel Schwob murió en París el 26 de febrero de 1905.



(Esta nota se publicó el día de hoy en Mural.)