28 de enero de 2009

A destiempo

En pocas horas
las hormigas y el sol
cruzan el parque.



Las mismas nubes
que cierran horizontes
abren paraguas.



Grietas del cielo:
asoma, en la tormenta,
un sol arisco.



Uvas, racimos:
hay, en las telarañas,
gotas de lluvia.



Calle tras calle,
a oscuras, al final
está la casa.



Frágil penumbra
del corredor... Al fondo,
una ventana.



Tiempo en espera:
tras la noche, otra noche
aguarda un día.



(En el número 7 de Metrópolis, que acaba de aparecer, figuran estos poemitas míos, compuestos en la centenaria tradición o costumbre mundial de no entender la poesía japonesa... Mi admirado Aurelio Asiain, que había leído un primer borrador, publicó en su estupendo blog tres o cuatro miniaturas de la misma serie, que ha seguido creciendo.)

10 de enero de 2009

Música de la indiferencia

SAMUEL BECKETT


[1]

y yo qué haría sin este mundo sin rostro sin preguntas
en donde ser no pasa de un instante en donde cada instante
se vuelca en el vacío en el olvido de haber sido
sin esta onda en la que al fin
el cuerpo y la sombra desaparecen juntos
y qué haría yo sin este silencio abismo de murmullos
jadean rumbo al socorro al amor furiosamente
sin este cielo que se eleva
sobre la polvareda de sus lastres

qué haría yo haría como hice ayer como hago ahora
mirar por la ventana si estoy solo
para vagar para errar lejos de la vida
en un espacio títere
sin voz entre las voces
que se encierran conmigo


[2] Muerte de A. D.

y aquí estar aquí todavía
urgido contra mi vieja tabla herida lo negro
de los días y las noches ciegamente pulverizados
a no estar aquí a no huir y huir y estar aquí
y escuchar encorvado la confesión del tiempo que agoniza
de haber sido lo que fue haber hecho lo que hizo
de mí de mi amigo ayer muerto el brillo de sus ojos
los dientes largos jadeándole en la barba devorando
la vida de los santos una vida por cada día vivido
reviviendo en la noche la oscuridad de sus pecados
muerto ayer mientras yo vivía
y estar bebiendo aquí más alto que la tempestad
la culpa del tiempo irredimible
abrazado a un viejo madero testigo de las partidas
testigo de los retornos


[3]

música de la indiferencia
corazón tiempo aire fuego arena
del silencio infortunios de amor
cubran sus voces y que
no me escuche yo más
callarme


(Este año se cumplirán veinte de la muerte de Samuel Beckett, poeta francés de cultura irlandesa o novelista irlandés de lengua francesa, según se prefiera. Los tres poemas que presento aquí aparecen en mi libro Fractura expuesta. Sobra decir que yo mismo los elegí, los traduje, les di un título común y los puse juntos en este orden.)