Traigo cosas guardadas.
Tapones y agujeros. Deudas y monedas.
Relojes que se pararon en la noche
y dos piernas que saben sostenerme.
Todo al alcance de la mano.
Todo en la sombra, como violines en su estuche
o piedra en su zapato. Y nadie sabe
cómo fui capaz, ni cómo al esconderlo
me supuse moneda, deuda o minuto suspendido.
Yo no fui la moneda ni la deuda. Fui
las dos piernas y las manos,
pero sin moverme. Traje cosas
guardadas. Ya estoy dándolas.
("Principio del camino" acaba de aparecer en el número 2 de la revista Prisma Volante.)
1 comentario:
Hola, soy Sara Uribe, hace un tiempo visitaste mi blog, en él subí una reseña de tu libro Reducido a polvo, la escribí para un pequeño boletín que se publicaba en papel acá en Tampico, Tamaulipas, no imaginé que algún día la leerías, en fin, gracias y te mando un saludo
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