Metrópolis, hoja de poemas dirigida en Guadalajara por el poeta Carlos Vicente Castro, llegó a su número 8 este mes de febrero. Cuatro poetas mexicanos (de Tepic, Guadalajara, Querétaro y la capital del país) comparten los pliegues de la publicación con otros tantos poetas de Argentina, Panamá, Rumania y España, respectivamente. Pero el interés de Metrópolis radica en la variedad estilística y emocional de los poemas que agrupa, no en la nacionalidad o procedencia de sus colaboradores.
Podría temerse que, por ser la poesía un género tan minoritario y el espacio de una hoja tan restringido, Metrópolis diera cuenta nada más de los intereses de un grupo, con sus pasiones y aversiones, renunciando con ello a la diversidad literaria. No es así: de la uniformidad aparente del yo poético a la dislocación e interpenetración de los numerosos discursos del orbe, de la exploración a tientas de la memoria y la identidad a la reproducción del habla cotidiana, los pocos y breves poemas de cada número de Metrópolis acaban resultando incontables y extensos. Camaleónica en el diseño, que varía entrega por entrega, esta hoja es poca, muy poquita cosa, y en esa brevedad y escasez cultiva los grandes y abiertos espacios de la poesía original y de la traducción, de la poesía llamada “joven” y de la que ya no lo es tanto, de la gravedad y el juego.
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(Esta nota será transmitida mañana en el programa Horizontes, de Radio Universidad de Guadalajara. La hoja de poesía Metrópolis, por su parte, puede ser leída en www.revista-metropolis.com.)