27 de febrero de 2009

Romance de frontera

Tengo que decidirme,
tras un almuerzo de conejo,
entre dos tardes enemigas:
una de zorros, otra de lechugas
apenas mordisqueadas en los bordes.

La ballena y el témpano,
expertos en la sal,
merodean por las olas al ritmo de la siesta.

En los jardines callejeros
llueve, al anochecer, polvo de pájaros.

Van quedándose mudos los relojes del puerto.
Sólo yo he visto la primera estrella.
Puedo volver al monte
o empezar, en tinieblas, a buscarte
a la orilla de un mar que huele a sueño.



("Romance de frontera" se acaba de publicar en el núm. 1 de la revista Numen.)

6 comentarios:

Víctor Cabrera dijo...

¿Y ese Numen cuál es? Por cierto, bello poema (¿será que no entendí demasiado?)

Salut, camarada.

Luis Vicente de Aguinaga dijo...

Cabrera: 'Numen' es una revista de alumnos y exalumnos de la carrera de letras de la U. de G.

Y entender un poco, en materia de poesía, ya es haber entendido demasiado.

Arre, beibi.

Anónimo dijo...

Extraño Numen el que habita en tu poema, al igual que el ridículo dilema de entender poco o demasiado: ¿Qué hay que entender?

Anónimo dijo...

¿Por qué no hay un email para escribirte, Luis? Proporciona alguno, por favor.

Luis Vicente de Aguinaga dijo...

Pablo: tal vez no quede nada por entender, en efecto. Con todo, una cuestión sigue sin esclarecerse: cómo podemos considerar algo "extraño" cuando ni siquiera nos hemos planteado la opción de sí o no entenderlo. (Por lo demás, yo tampoco soy partidario de situar el "entendimiento" a la cabeza de las prioridades hermenéuticas en materia de poesía.)

En cuanto a mi dirección de correo electrónico, es ésta: luisvicente@hotmail.com

¡Saludos!

Anónimo dijo...

Sin duda el “extrañamiento” proviene del “entendimiento”, pero en materia de poesía, como bien has precisado, dicho entendimiento es mucho más cualitativo que cuantitativo, luego ¿qué importa entender poco o demasiado?