Vivo a tanta distancia de mis manos
que no alcanzo a atisbar
las palabras que escribo.
JUAN VICENTE PIQUERAS
Veo segundos por todas partes,
que sobran y que faltan. Que son piedras
arrojadas a un cielo, dadas a un mar por el que todavía
no pasan cuervos ni soldados.
Alejándose,
la lluvia gana los países vecinos: recupera
el vacío que no fue, la plenitud
que no será tampoco. El tiempo
es llegar tarde o es morirse
en la víspera. Estar es llegar siempre
a una ciudad que rostros anulados,
que sequías uniforman.
Las voces, los jardines,
los motores, las bocas, los ejércitos:
lengua que ignoro, ciencia
de ordenados misterios.
Todo está
cerca,
donde no lo alcanzo. Oigo
como adentro del agua.
Vivo tan lejos de mis manos
que no alcanzo a escribir
las palabras que miro.
(Poema de Reducido a polvo, libro ganador del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2004.)
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