9 de junio de 2007

Monólogo de Neptuno, en mármol

y los dormidos, siempre mudos, peces,
en los lechos lamosos
de sus oscuros senos cavernosos,
mudos eran dos veces

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ

Peces de andar, los pies, dos veces mudos,
una por cada planta contra el suelo,
rozan por mí la espuma de la orilla,
por mí la desmenuzan y la horadan.

Le pertenezco al mar hasta el empeine.
De tobillos arriba, sigo en tierra:
bajo el sol me sostengo, y contra el aire
pierdo en arena lo que gano en tiempo.

Pero, al revés, el mar me pertenece
también, y en mí se apoya el sol, y en mí
los peces recuperan la palabra:

todo muro es reflejo de una ola;
todas las nubes, de la espuma. El mar
se ahueca para contener la tierra.



("Monólogo de Neptuno, en mármol" acaba de aparecer en el muy veraniego número 47 de la revista Luvina, dedicado al mar.)